Artículo de opinión de Juan Ignacio López-Bas. Portavoz Grupo Municipal Ciudadanos Orihuela.
No soy muy partidario de esos lenguajes extremada y políticamente correctos llevados al paroxismo por la ex ministra socialista Bibiana Aído con su famoso “miembras y miembros” de hace unos años, porque en el fondo siempre he sabido que una señora puede ser la miembro de algo y un señor ser el cabeza de otro algo sin denotar machismo trasnochado o confusión de géneros por que ni lo primero sea necesariamente masculino (miembro), ni lo segundo indiscutiblemente femenino (cabeza).
Pero al margen de estas cosas que, sinceramente, me parecen llevar al límite del absurdo la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres, algo que debería estar más allá de considerar el género de las palabras por su forma y no tanto por su contenido o por la intención al pronunciarlas, sí es cierto que aún se percibe un machismo latente en ocasiones, aunque cada vez menor, quiero creer.
Que ese defecto, que en el fondo es una vulneración de un derecho fundamental, el de la igualdad, se dé en el ámbito de lo público, es más reprochable, pero sobre todo más triste, porque se supone que desde ese ámbito, el de las cosas que son de todos, debiera surgir el ejemplo y la pedagogía hacia ámbitos privados, donde realmente se producen los peores, a veces y desgraciadamente, ejemplos de machismo y desigualdad.
En Orihuela, en apenas unos meses, y en la propia vida pública local, ya hemos tenido oportunidad de observar varios de estos “deslices” de quien en caliente dice lo que piensa sin pensar en lo que dice, lo que podría darnos una idea de que, o bien se trata de eso, de meros patinazos verbales, o bien es que realmente mantenemos estereotipos sexistas que deben ser rechazados y, con ello, erradicados.
Si cierta polémica han generado líos verbales como los del hasta hace poco sólo candidato popular a alcalde de Orihuela, hoy ya primer edil, cuando manifestaba que pensaba que su antecesora en el cargo por su mismo partido se iba a dedicar “a criar”, o cuando algún partícipe de la formación Cambiemos Orihuela tildaba en las redes sociales a las dos concejales femeninas (lo siento, pero no me sale lo de “concejalas”) de “damas” de su portavoz municipal, ha pasado curiosamente desapercibida la referencia del concejal socialista Sr. Zapata dirigida a la también concejal de Foro Demócrata, Sra. Ferrando, sobre si la misma se habría tomado o no “la pastilla” antes de acudir e intervenir en el Pleno municipal del pasado 10 de septiembre, cuando al primero no se le ocurrió fórmula más original o apropiada para responder a las críticas de la segunda sobre su gestión municipal en el tema del AVE.
Y digo que me resulta curiosa la falta de atención sobre el particular porque en octubre de 2013 se dio exactamente la misma situación en el Pleno oriolano, cuando el entonces portavoz de CLR Sr. Mancebo hacía la misma, seguramente inadecuada, mención dirigida entonces a la portavoz socialista Sra. Moreno, dudando de si había tomado o no “la pastilla” antes de la sesión plenaria. De hecho, aquella cuestión provocó incluso la lógica reacción de la Asociación de Mujeres Clara Campoamor de Orihuela, quienes censuraron públicamente esa actitud porque el Sr. Mancebo, como debe pasar ahora con el Sr. Zapata, consideraba a las mujeres “neuróticas o histéricas”, así como “sin capacidad de control ni pensamiento racional por sí mismas si no es con ayuda médica”, en referencia a la dichosa “pastilla”. Así reza, al menos, la nota de prensa emitida por esta asociación al poco del incidente de octubre de 2013, sin que evidentemente hayan tenido constancia del mismo incidente de septiembre de 2015, tan censurable éste como aquél. Y es que es de entender que la Sra. Ferrando pueda ser tenida, en su faceta política por quien así lo considere, como un auténtico demonio emplumao, algo que en todo caso será siempre discutible. Lo que no lo es, precisamente, es su condición de mujer, y por ello su derecho a no ser despreciada con frases que se han tenido como ofensivas en, exactamente, las mismas literales circunstancias.
Orihuela tiene hoy un ayuntamiento que, por primera vez en su historia, tiene una mayoría de mujeres (13) sobre hombres (12) en su Pleno. Es más, sólo dos grupos políticos, el de Ciudadanos y el de la Sra. Ferrando, ésta obviamente por ser la única, suman respectivamente más mujeres que hombres en sus filas. Puede que las cosas estén cambiando en este aspecto, y que así nos parezcamos cada vez más a la sociedad a la que representamos y de la que procedemos. Nos falta quizá ese último impulso hacia la igualdad que supone desterrar imágenes e ideas que sitúan a las señoras al lado de los concejalos. Ellas son, sin embargo, tan concejales como nosotros, tan representantes de los vecinos como nosotros. O tan concejalas y representantas, si lo prefieren, ellas como nosotros, independientemente de lo que piensen o defiendan, que eso es otro derecho. A partir de ahí, dejemos las “pastillas” para los resfriados y otras patologías, por favor.
A propósito, mi partido se llama Ciudadanos, pero se refiere tanto a ellos como a ellas, las ciudadanas (recuerden: única cabeza de candidatura femenina en Cataluña para el próximo 27 de septiembre). Por lo demás, y en mi ámbito privado, tengo un hijo y dos hijas, por lo que imagínense si no estaré, cuando menos, por la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.